A las minivacaciones se ha apuntado mi Tito Juan, al que se le cae la baba cada vez que me hace tonterías y yo le contesto y sonrío.
Es que soy una niña bastante agradecida.
En Santoña estaba el Tito Vico, su mujer Ana y un hermano de esta con su familia, con los que hemos estado, y con todos ellos me lo he pasado muy bien.
El sabado al mediodía, llegarón Joselu y Maite, unos amigos de mis papás, con los que suelen ir de excursión al monte.
Estuvimos en la playa, y yo allí me enfade un poquito porque tenía hambre y no me daban de comer.
Al final, acabé durmiendome, y me dieron cuando me desperté.
Ha sido cuatro días, en los que he cambiado de aires, y en los que me lo he pasado muy bien (o todo lo bien que se lo puede pasar un bebé de casi tres meses).
Yo creo que se lo pasan mejor los que estan conmigo cuando me ven reír, o cuando intento hablar. Como soy todavía muy pequeña, pues solo emito ruiditos, con los que todo el mundo babea.
Estos adultos se contentan con cualquier tontería.
Bueno no escribo más, que esto cansa, y soy muy pequeña todavía para estar mucho tiempo delante de un ordenador.
Debo ser la persona más joven de toda la blogsfera.
Esta última palabra me la ha chivado mí Títo Juan, que es quien me ayuda en este menester.
Hasta otro rato.